domingo, 8 de febrero de 2009

Las primeras disertaciones (4/2/09)

El 4 de febrero tuvieron lugar las primeras disertaciones, y nos tocó a Miguel Ángel, Borja y a mí (Marina). En primer lugar, Miguel Ángel eligió el tema de “ La filosofía, sirve o no sirve”, y dio su opinión acerca de ello explicando diferentes ejemplos. Miguel habló durante diez minutos, y después el profesor dijo que tenía que mejorar su disertación y que la repetiría otro día, haciéndola sobre el mismo tema pero desde un punto de vista distinto.
El segundo fue Borja. Él habló sobre el “Animal simbólico” y explicó que el ser humano crea símbolos, a diferencia de otros animales, como la religión, la cultura o el arte. También habló de la inteligencia. El ser humano es el animal más inteligente pero es el que más se equivoca también, debido a que (como recalcó el profesor más tarde) el ser humano tiene más libertad, y esto contribuye a llevarle más a menudo hacia el error.
Mi disertación fue la última y yo decidí hablar sobre “El tiempo”, basándome en último capítulo del libro Preguntas de la Vida de Fernando Savater.
Ésta fue mi disertación:
Si intentamos plantearnos qué es el tiempo, no vamos a encontrar una respuesta fácilmente. Sin embargo, cuando le preguntamos a alguien sobre su vida cotidiana, va a decirnos que a tal hora sale a trabajar, que ha quedado con alguien tal día o cualquier otro comentario relacionado con el tiempo. Esto demuestra que el tiempo está constantemente en nuestras vidas y que no podemos separarnos de él.
Definir el tiempo es difícil, porque no se puede fijar. Esto quiere decir que no lo podemos retener, pues si digo “ahora” ese ahora acaba de pasar, el “ahora” de dentro de un minuto todavía no está a nuestro alcance y el “ahora” de hace dos minutos, por ejemplo, tampoco pues está en el pasado … Y para pensar algo es necesario fijarlo. De ahí surge la problemática para definir el tiempo.
Por eso, se ha intentado ligar el tiempo al movimiento de los seres. El “ahora” será cuando levante un brazo, o cuando salga la luna (sería el ahora de la noche), o cuando lleguen las lluvias sería el ahora de una nueva estación …
Aparte del tiempo que establecemos las personas para organizarnos hay otro tiempo que se llamaría tiempo natural, que no depende ya de nosotros. Por ejemplo, las células tienen inscrita su fecha de caducidad aunque nadie pueda establecerla precisamente. En este tiempo, los acontecimientos tienen también un orden, un orden semejante al de un padre que da lugar al hijo o la siembra a la cosecha.
Pascal dijo que solo debíamos fijarnos en el presente, porque no podemos hacer nada por el pasado y puede que no alcancemos el futuro.
San Agustín opinó que no tiene por qué haber tres tiempos: pasado, presente y futuro. Puede haber un presente de las cosas pasadas (la memoria), un presente de las cosas presentes (visión) y un presente de las cosas futuras (la espera.)
Los hay que creen en una doctrina del destino, que sostiene que todos los acontecimientos están rigurosamente determinados desde siempre, tal como lo estuvieron los pasados. Es decir, que el porvenir está escrito. Pero esta opción no es muy creíble porque pone en entredicho la libertad y la capacidad de acción, pues solo tienes un único camino que seguir, no tienes la libertad de elegir entre varias opciones ya que solo hay una ya predestinada desde nuestro nacimiento. Aristóteles contradijo esto porque él pensaba que no nos limitamos a leer un futuro ya escrito sino que colaboramos a escribirlo.
Otra cuestión de la que se habló fue: ¿Se puede viajar por el tiempo? Se ha hablado mucho en las novelas, películas, etc, sobre este asunto pero los filósofos sin embargo han protestado ante esta idea, pues el tiempo no recorre una serie de estaciones intemporales sino que fluye sin trayecto previo: no nos transporta sino que nos traspasa. Hay más diferencias entre el movimiento en el espacio y el pasar del tiempo, pues en cada punto del espacio solo cabe tal o cual cosa pero en una subdivisión de tiempo cabe lo infinito, lo innumerable (todos los cuerpos contemporáneos. Por eso, según los filósofos, no se podría viajar en el tiempo, pues entre el espacio y el tiempo hay bastantes diferencias.
Por otra parte, podemos decir que el tiempo permanece siempre completo e intacto, somos nosotros los que cambiamos, somos tragados por su remolino. El tiempo siempre está ahí, fluyendo, pero es nuestro tiempo en realidad.
Pero todo esto nos lleva a un lugar: la muerte. Estar hechos de tiempo significa tener un reloj de arena que se vuelca y estar abocados por la muerte, irremediablemente. Lo que nos ata al tiempo y a la mortalidad es nuestro cuerpo. El miedo que siente el ser humano le lleva a inventar el alma, una sustancia incorporal, indivisible, separada del cuerpo, para escapar de nuestro destino: la muerte.
Para ver que no aceptamos la muerte, habría que fijarse en las expresiones que dicen “para siempre” o “hasta nunca” que el ser humano utiliza frecuentemente, pues estas frases no tienen en cuenta que no estaremos siempre.
Pero hay que tener en cuenta que todo fin es un nuevo comienzo, y puede que haya algo tras la muerte, aunque digamos que el alma es un invento.
Hice por último una reflexión personal sobre la relatividad del tiempo. Puse tres ejemplos:
Hay personas que nunca tienen tiempo para nada y otras que hacen una gran cantidad de cosas en poco tiempo y que saben aprovechar el tiempo muy bien. Pienso que la forma de organizar el tiempo depende de la actitud de las personas.
Si hay dos personas que tienen la misma edad, por ejemplo, treinta años, aunque el tiempo haya pasado por igual por ambas una puede tener un aspecto más joven que la otra. Dependiendo de su vida llevada, (calidad de su vida) el paso del tiempo tiene distintos efectos sobre las personas.
Por último, otro ejemplo es que para algunas personas el tiempo se para en un sitio calmado, el campo, pero en la ciudad parece que pasa muy rápido. El tiempo es en realidad el mismo pero es relativo desde el punto de vista de las personas …

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